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Imagen tomada del blog de José Morales García |
La barca de Tomares: el puente invisible entre el Aljarafe y Sevilla
Desde tiempos inmemoriales, existía “la barca de Tomares”, un servicio de transporte fluvial que cruzaba el río Guadalquivir desde la prolongación de lo que hoy es la Cuesta del Manchón hasta la otra orilla, donde se encuentra el Charco de la Pava en Triana. Este modesto pero esencial medio de conexión no solo era vital para los tomareños, sino que también servía como enlace crucial para los vecinos de San Juan de Aznalfarache, Mairena del Aljarafe, Bormujos y Castilleja de la Cuesta. Para todos ellos, la barca representaba el camino más corto y directo hacia el corazón de Sevilla, evitando largos rodeos por tierra.
La barca de Tomares no era solo un medio de transporte; era un símbolo de conexión entre dos orillas, un nexo entre el mundo rural del Aljarafe y la bulliciosa vida urbana de Sevilla. Durante siglos, este servicio permitió el traslado peatonal de personas, mercancías y noticias, facilitando el intercambio cultural y económico entre ambas riberas. Era común ver a agricultores, comerciantes y viajeros esperando su turno para cruzar, mientras el barquero, con destreza y paciencia, manejaba la embarcación sorteando las corrientes del río.
Sin embargo, con el avance de los tiempos y la evolución de los medios de transporte, la barca de Tomares fue perdiendo su razón de ser. La construcción de puentes, la expansión de carreteras y la llegada de vehículos motorizados hicieron que este servicio centenario se volviera innecesario. Poco a poco, la barca fue cayendo en desuso hasta desaparecer por completo, quedando solo en el recuerdo de aquellos que la usaron y en los relatos transmitidos de generación en generación.
Hoy, la barca de Tomares es un vestigio del pasado, pero su memoria sigue viva en el municipio. Como homenaje a este símbolo de conexión, en Tomares existe una rotonda que luce una barca como elemento central. Esta escultura no solo es un recuerdo de aquel servicio fluvial, sino también un guiño a la famosa canción escrita por Federico Alonso Pernía que Paco Palacios "el Pali" inmortalizó: "En la barca de Tomares, me voy a pasar, con mi morena, la noche de San Juan...". Según el autor el barquero esperaba a las jóvenes en La Ventilla (aunque la canción también menciona a los borrachos, lo cual no es tan romántico). Durante el trayecto hacia Triana, que está justo enfrente, el barquero entretenía a los pasajeros cantando sevillanas. En el viaje de vuelta a Tomares, en cambio, los deleitaba con soleares.
Esta melodía, que ha resonado en fiestas y verbenas, ha contribuido a mantener viva la leyenda de la barca en el imaginario colectivo.
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Rotonda El Pali |
Recientemente el Ayuntamiento ha dedicado al cantaor una rotonda con la barca es, por tanto, un lugar emblemático que une pasado y presente. En nuestro blog de historia de Tomares, recordamos con nostalgia este símbolo de conexión y progreso, que alguna vez fue el puente invisible entre el Aljarafe y Sevilla.
¿Te imaginas cómo sería cruzar el río en aquella barca, sintiendo el vaivén del agua y contemplando el paisaje desde el centro del Guadalquivir?