Mapa vías pecuarias en Andalucía
La Cañada Real de Tomares: Un camino histórico en la memoria de la tierra
En el paisaje de Tomares, municipio sevillano de profunda raigambre histórica, se esconde un vestigio de un pasado en el que el trasiego de ganado y el ritmo de la trashumancia marcaban el pulso de la vida rural: la Cañada Real de Tomares. Esta vía pecuaria, hoy parcialmente perdida bajo el avance de la urbanización, fue en su día una ruta esencial para el traslado de rebaños y un testimonio vivo de la conexión entre el ser humano y la tierra.
¿Qué era la Cañada Real de Tomares?
Las cañadas reales eran caminos tradicionales utilizados desde la Edad Media para la trashumancia, es decir, el movimiento estacional del ganado entre las zonas de pastos de invierno y verano. Estas vías, reguladas por la Mesta (una poderosa asociación de ganaderos), formaban una extensa red que cruzaba la península ibérica. La Cañada Real de Tomares era una de estas rutas, que conectaba la campiña sevillana con otras regiones de Andalucía, permitiendo el traslado de ovejas, cabras y otros animales en busca de pastos frescos.
Aunque no se conoce con exactitud su trazado completo, se sabe que esta cañada formaba parte de un sistema más amplio de vías pecuarias, posiblemente vinculado a rutas principales como la Cañada Real de la Plata, que unía Extremadura con Andalucía. Su función no era solo ganadera; también servía como ruta de comunicación entre poblaciones y como eje de intercambio cultural y comercial.
El recorrido de la cañada en Tomares
En el término municipal de Tomares, la Cañada Real debía seguir un trazado que aprovechaba las características naturales del terreno. Aunque el crecimiento urbano ha alterado gran parte de su recorrido, algunos indicios nos permiten reconstruir su posible ruta como la cercanía a Duchuelas. El antiguo núcleo poblacional de Duchuelas, hoy desaparecido, estaba situado cerca de lo que fue el camino que dio origen a la cañada. La necrópolis de Aljamar, descubierta en las inmediaciones, es un testimonio de la importancia de esta zona como punto de paso. De tal forma el actual Callejón Bichuelas, cuyo nombre evoca el pasado de Duchuelas (también llamado Lichuelas en el siglo XVII), podría ser un vestigio del trazado original de la cañada. Su existencia sugiere que la vía pecuaria pasaba por esta zona, conectando las tierras bajas del Guadalquivir con las colinas de la campiña.
Como era habitual en las cañadas reales, su trazado probablemente seguía vaguadas y laderas, aprovechando los recursos naturales para facilitar el paso de los rebaños. En Tomares, esto se traducía en un recorrido que bordeaba elevaciones suaves y se acercaba a arroyos y fuentes de agua, elementos clave en la cultura islámica y en la práctica de la trashumancia.
La cañada hoy: Entre el olvido y la memoria
Hoy en día, la Cañada Real de Tomares es un ejemplo de cómo el desarrollo urbano puede borrar las huellas del pasado. Gran parte de su trazado se ha perdido bajo calles y edificios, pero su legado perdura como hemos señalado en nombres como el Callejón Bichuelas y en los restos arqueológicos que nos hablan de su importancia histórica.
Sin embargo, la conservación de estas vías pecuarias es fundamental no solo por su valor histórico, sino también por su potencial como rutas turísticas y senderos naturales. En otras partes de España, muchas cañadas reales han sido recuperadas como espacios para el senderismo y el cicloturismo, permitiendo que su memoria siga viva.