Este proceso de separación no fue un acto aislado, sino el resultado de una serie de factores sociales, económicos y demográficos que marcaron la pauta en el contexto de la época. A lo largo del siglo XIX, San Juan de Aznalfarache experimentó un rápido crecimiento económico gracias a su desarrollo industrial y comercial, lo que convirtió a la localidad en un centro neurálgico de la comarca del Aljarafe. Este auge provocó un aumento significativo de su población, que en pocas décadas pasó de ser una pequeña localidad rural a convertirse en un importante núcleo de servicios y comercio.
En este contexto, la segregación de Tomares fue una respuesta a la necesidad de autonomía de una población que había ido creciendo poco a poco, pero que aún mantenía una estructura económica más ligada a la agricultura. La separación, formalizada en 1890, no solo otorgó a Tomares su propia identidad administrativa, sino que también permitió a ambos municipios trazar su propio destino. En el momento de la segregación, la población de Tomares era de 590 habitantes, mientras que San Juan contaba con 586. Aunque las cifras eran casi idénticas, la distribución de los recursos y los bienes municipales fue un aspecto clave en la resolución del proceso. A Tomares se le asignaron 500 hectáreas de territorio, lo que definió su jurisdicción, y también se estableció un reparto económico que incluyó una asignación de 35.530 pesetas para San Juan y 35.288 para Tomares.
Este acto de separación política no solo marcó el rumbo administrativo de ambos municipios, sino que también dejó su huella en el aspecto simbólico y heráldico. El escudo de Tomares, por ejemplo, es un claro testimonio de la historia compartida con San Juan. Su diseño incluye una cruz de San Juan de Jerusalén, presente en los espacios superior e inferior del escudo, que refleja la vinculación de ambas localidades con la orden medieval. Además, flanqueando la cruz, se observan dos torres de oro que complementan el simbolismo histórico de la localidad. La Corona Real Cerrada que aparece como timbre, hace referencia a la relación de Tomares con la monarquía, un símbolo de su trascendencia histórica.
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Actual término municipal de Tomares |
Aunque la separación política permitió que ambos municipios siguieran su propio camino, las huellas de esa historia compartida siguen siendo evidentes en la configuración territorial y en la identidad cultural de la región. San Juan de Aznalfarache continuó su evolución como un importante centro industrial y comercial, mientras que Tomares, aunque conservó una identidad agrícola, comenzó a expandirse en el siglo XX hacia un modelo más residencial, que hoy en día lo convierte en una localidad en pleno crecimiento.
El legado de aquel proceso de segregación sigue vivo en la memoria colectiva de la región, y la estrecha relación entre ambos municipios, aunque administrativamente separada, persiste en muchos aspectos, desde las tradiciones compartidas hasta las infraestructuras que conectan las localidades. El escudo de Tomares, con su cruz de San Juan, sigue siendo un símbolo de ese vínculo que perdura a través del tiempo, testimoniando la herencia histórica y cultural que ambos municipios comparten, incluso después de más de un siglo de separación.
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