Durante la época romana, el actual territorio de Tomares no aparece citado con un nombre propio en las fuentes escritas, a diferencia de otras localidades vecinas como Hispalis (Sevilla), Itálica (Santiponce) o Osset (San Juan de Aznalfarache). Lo más probable es que esta zona formara parte del territorium rural de Hispalis o estuviera vinculada al ámbito agrícola de Osset, integrada en una red de villae y asentamientos rurales dependientes de las grandes ciudades romanas del valle del Guadalquivir.
Aunque sin protagonismo urbano propio, Tomares sí se encontraba bien comunicada dentro del entramado viario de la Bética, formando parte de un cruce de caminos secundarios y principales que conectaban algunos de los núcleos más importantes del sur peninsular.
Entre las rutas más destacadas que atravesaban o bordeaban el entorno de Tomares encontramos:
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La vía Hispalis – Itálica – Emérita Augusta, que unía Sevilla con la capital de la Lusitania (la actual Mérida). Esta ruta discurría cerca de Tomares y era utilizada para conectar dos centros fundamentales de poder y administración en Hispania.
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La vía Hispalis – Onuba (actual Huelva), que pasaba por localidades como Camas, Salteras, Valencina, Tejada (Itvci), Ilipa Magna (Alcalá del Río) y Onuba. Esta vía permitía el tránsito entre la zona costera atlántica y el valle del Guadalquivir.
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La Vía Augusta, que recorría toda Hispania desde los Pirineos hasta Gades (Cádiz), cruzaba la Bética y pasaba por la zona de influencia de Itálica e Hispalis. Aunque Tomares no estaba directamente en esta calzada, su proximidad le otorgaba una posición secundaria estratégica.
A las grandes calzadas se sumaban otras vías secundarias, como la que unía La Puebla del Río con Itálica, pasando por el antiguo asentamiento de Osset (hoy San Juan de Aznalfarache) y la zona conocida como Santa Eufemia, muy próxima al actual municipio de Tomares. Esta ruta permitía la comunicación entre la margen derecha del Guadalquivir y el centro político y cultural de Itálica.
Además, existían veredas y caminos locales, como:
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La Vía de la Mascareta, que discurría por zonas cercanas del Aljarafe.
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La Calle Real de Castilleja, que marcaba el límite norte del actual término municipal de Tomares y era una vía de tránsito frecuente entre pueblos vecinos.
El territorio que hoy ocupa Tomares estuvo rodeado de poblaciones y mansiones romanas cuyas denominaciones conservamos gracias a fuentes como el Itinerario de Antonino. Entre ellas destacan:
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Ilipa Magna (Alcalá del Río), nodo importante del valle.
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Itvci (Tejada), paso en la ruta hacia Onuba.
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Axati (Lora del Río), al este del valle.
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Basilippo (cerca de Arahal) o Ostippo (Estepa), ya más alejadas pero dentro del radio del territorio bético.
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Ilipla (Niebla), con conexión hacia el Atlántico.
Aunque el trazado moderno ha borrado muchas de estas rutas, otras han quedado marcadas en los caminos rurales, en los límites de los términos municipales o incluso en los nombres tradicionales de algunas calles y veredas. La situación de Tomares —sobre una loma del Aljarafe, entre Itálica, Osset e Hispalis— lo convirtió en punto de paso de un mundo en movimiento.
Los caminos romanos no eran solo infraestructura: eran canales de cultura, comercio y civilización, y su paso por la comarca dejó una impronta que todavía forma parte del paisaje y la historia que habitamos.