San
Sebastián es el santo y patrón de Tomares. Su festividad se celebra el
20 de enero, fecha en la que se procesiona por las calles del municipio.
Con anterioridad a 1980 ese día una de las fiestas más importantes. El
simpecado recorría el pueblo acompañado por vecinos a pie y a caballo,
junto a una banda que abría el cortejo. Ya por la tarde salía el santo
en su paso y con la banda y los vecinos arropándole.
En
la actualidad, los días 18, 19 y 20 de Enero se celebra un triduo en su
honor y su salida procesional queda para el sábado después de su día.
La romería, en los terrenos del Zaudin, pasa al primer domingo de mayo,
coincidiendo con la primavera y el buen tiempo.
Pero
¿por qué el culto a San Sebastián en nuestra localidad? En esto tenemos
dos teorías. La primera hace referencia al propio proceso de
reconquista cristiana en el siglo XIII. Era habitual que a los
territorios que iban siendo reconquistados se les adjudicara la
advocación del santo correspondiente a ese día. El hecho de ser
conquistada Tomares el 20 de enero de 1248, diez meses antes que la
capital sevillana, explica tal advocación.
Otra
teoría señala que el asunto es posterior. En concreto del siglo XVII
cuando el Conde Duque de Olivares, propietario de Tomares y otros
territorios aledaños, como era un gran devoto del Santo, lo nombra por
primera vez Patrón de Tomares, asi como de otros pueblos el Aljarafe.
En
cualquier caso Tomares ha continuado esta tradición hasta hoy dia, y
desde el año 1951 se rinde culto de manera oficial a partir de la
fundación de la Asociación de San Sebastián. Más tarde, sobre el año
1973, esta Asociación se fusionó con la Hermandad del Cristo de la
Vera+Cruz y Ntra. Sra. de los Dolores, que desde entonces también se
llama, de San Sebastian.
Pero
hagamos un poco de historia acerca de quién fue este santo. Sebastián
fue hijo de un mlitar noble nacido en Narbona (Francia) a mediados del
siglo III d. C. Siendo muy joven se trasladó con su familia a Milán.
Allí continuó los pasos de su padre llegando a ser capitán de la guardia
pretoriana del emperador Diocleciano. Cumplia con la disciplna militar,
pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos una
idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros
visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su
religión. Pero acabó por ser descubierto y denuncado al coemperador
Maximiano, quien lo obligo a escoger entre poder ser soldado o seguir a
Jesucristo. Sebastián escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el
emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su
fe. Enfurecido, fue condenado a morir asaeteado. Los soldados del
emperador lo llevaron al estadio de Palatino, lo desnudaron, lo ataron a
un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por
muerto. De ahí que siempre se represente de esta manera. Sin embargo,
sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa
de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y
le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Pasado
un tiempo quiso continuar con su proceso de evangelización y llego a
presentarse ante el emperador para pedirle que dejara de perseguir a los
cristianos. Pero Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir. El
cuerpo, recuperado por los cristianos, fue enterrado en un cementerio
subterráneo de la Via Apia, lugar donde la Iglesia Romana construyó un
templo en honor al santo, la Basilica de San Sebastián, que hoy todavía
existe.
En
nuestra localidad cuenta la tradición que llegó a haber una imagen del
santo presidiendo el Altar Mayor en la Iglesia de Ntra. Sra. de Belén en
un retablo barroco que hoy dia no existe. En la actualidad en el Altar
Mayor está el Cristo de la Vera+Cruz, a su izquierda la Virgen de Ntra.
Sra. de Belen y a la derecha, la imagen de San Sebastian que mostramos
en la foto superior, de autor desconocido.
Han colaborado los alumnos Evaristo Román, Ana Martín, Marta Fuertes y Aida Rkayna.