Conocemos de presencia humana en la zona de Santa Eufemia
desde la edad del Bronce..
Estrabón, geógrafo y viajero romano del siglo I señala a
Santa Eufemia como un lugar de culto a la Luna y a la diosa fenicia Astarté a
comienzos del primer milenio antes de Cristo. Este poblado, junto al Lacus Ligustinus, se
debe vincular a una factoría fenicio-cartaginesa que perduró hasta la llegada
de los romanos, fechada a partir del 206 tras la batalla de Ilipa (Alcalá del
Río) en que el ejército cartaginés fue derrotado por Escipión. Al parecer en
esa época en las laderas del Aljarafe se podía encontrar mucho estaño en
laminillas que iba a parar al río. Ese estaño era aprovechado y reutilizado
para la fabricación de armamento.
Ya en época romana sobre el territorio, eminentemente rural
y agrícola, empieza aparece como una villa
romana (Santa Fimia), asentamiento rural con carácter de explotacón
económica, básicamente agrícola, que tras la ocupación musulmana se convirtió
en una alquería.
Tras la reconquista la propiedad de la hacienda pasa por
diferentes manos como D. Guillermo Clout, D. Gabriel de Estrada o D. Pedro de
Galdona. Fue este último a finales del siglo XVII el que construya el caserío
tal y como lo vemos hoy.
En el siglo XVIII la hacienda fue vendida a D. Fernando
Ignacio Becquer, posteriormente a D. Antonio Aguirre y a D. Jose Mª de Rlojas y
Ponce de León, héroe de la Guerra de la Independencia. Pasará sus últimos años
en la propia hacienda hasta su muerte en 1833. Fue enterrado en el hospital de
la Caridad donde había dedicado sus últimos años al consuelo y cuidado de los
enfermos.
El mayorazgo pasó a manos de su hijo D. Antonio de Rojas y
Aguado, pero con la supresión de los mayorazgos y el proceso desamortizador la
hacienda se venderá al presbítero D. Antonio de Valdovina ya en 1848 y
posteriormente a D. Juan Francisco Aguirre Subirat y Doña María Pilar Cordero
Martín. Por entonces ya habían sido segregadas de la hacienda las estacadas de
Valdovina y del Rosario (Aljamar).
Pilar Corderó morirá en 1897 sin hijos y la finca es
adquirida tras una subasta por D. Tomás
Ybarra y González (1847-1916) por 75.000 pesetas un 25 de junio de 1898.
Heredero de un imperio cuyo origen tuvo en su abuelo Jose Antonio Ybarra de los
Santos (1774-1849), bilbaíno que desde 1801 impulsó varias fábricas
siderúrgicas que fueron el germen de Altos Hornos de Vizcaya. Uno de sus hijos
D. Jose María Ybarra Gutiérrez de Cabiedes (1816-1878) primer conde de Ybarra, se trasladó a Sevilla
en la década de 1840.
D. Tomás casado con Doña Emilia Osborne Guezala, tendrá como
hijo y heredero a Eduardo Ybarra Osborne (1897-1972)
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