En la imagen, tomada en los años 50 se observa el acceso a la Hacienda
de Santa Eufemia por la casa del Guarda, hoy rehabilitada para uso
como Guardería Infantil, situada en la parte alta de la avenda la
Arboleda.
Este edificio está organizado en torno a un patio, pero lo más destacado
es la la torre destinada a vigilancia de la finca. La torre-mirador
tiene ventanales con arcos de medio punto. La planta alta constituye un
mirador abierto a sus cuatro flancos con arcos dobles de medio punto en
cada fachada separados por pilastras. La torre se remata mediante un
pinaculillo de cerámica vidriada. La fotografía está hecha
aproximadamente desde los terrenos del actual Instituto Néstor
Almendros.
"Subida a Tomares en lo alto de la línea de colinas, magnífica vista de la llanura del Guadalquivir, debajo Sevilla." Washington Irving
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viernes, 29 de marzo de 2019
HISTORIA DE LA HACIENDA DE SANTA EUFEMIA
Conocemos de presencia humana en la zona de Santa Eufemia
desde la edad del Bronce..
Estrabón, geógrafo y viajero romano del siglo I señala a
Santa Eufemia como un lugar de culto a la Luna y a la diosa fenicia Astarté a
comienzos del primer milenio antes de Cristo. Este poblado, junto al Lacus Ligustinus, se
debe vincular a una factoría fenicio-cartaginesa que perduró hasta la llegada
de los romanos, fechada a partir del 206 tras la batalla de Ilipa (Alcalá del
Río) en que el ejército cartaginés fue derrotado por Escipión. Al parecer en
esa época en las laderas del Aljarafe se podía encontrar mucho estaño en
laminillas que iba a parar al río. Ese estaño era aprovechado y reutilizado
para la fabricación de armamento.
Ya en época romana sobre el territorio, eminentemente rural
y agrícola, empieza aparece como una villa
romana (Santa Fimia), asentamiento rural con carácter de explotacón
económica, básicamente agrícola, que tras la ocupación musulmana se convirtió
en una alquería.
Tras la reconquista la propiedad de la hacienda pasa por
diferentes manos como D. Guillermo Clout, D. Gabriel de Estrada o D. Pedro de
Galdona. Fue este último a finales del siglo XVII el que construya el caserío
tal y como lo vemos hoy.
En el siglo XVIII la hacienda fue vendida a D. Fernando
Ignacio Becquer, posteriormente a D. Antonio Aguirre y a D. Jose Mª de Rlojas y
Ponce de León, héroe de la Guerra de la Independencia. Pasará sus últimos años
en la propia hacienda hasta su muerte en 1833. Fue enterrado en el hospital de
la Caridad donde había dedicado sus últimos años al consuelo y cuidado de los
enfermos.
El mayorazgo pasó a manos de su hijo D. Antonio de Rojas y
Aguado, pero con la supresión de los mayorazgos y el proceso desamortizador la
hacienda se venderá al presbítero D. Antonio de Valdovina ya en 1848 y
posteriormente a D. Juan Francisco Aguirre Subirat y Doña María Pilar Cordero
Martín. Por entonces ya habían sido segregadas de la hacienda las estacadas de
Valdovina y del Rosario (Aljamar).
Pilar Corderó morirá en 1897 sin hijos y la finca es
adquirida tras una subasta por D. Tomás
Ybarra y González (1847-1916) por 75.000 pesetas un 25 de junio de 1898.
Heredero de un imperio cuyo origen tuvo en su abuelo Jose Antonio Ybarra de los
Santos (1774-1849), bilbaíno que desde 1801 impulsó varias fábricas
siderúrgicas que fueron el germen de Altos Hornos de Vizcaya. Uno de sus hijos
D. Jose María Ybarra Gutiérrez de Cabiedes (1816-1878) primer conde de Ybarra, se trasladó a Sevilla
en la década de 1840.
D. Tomás casado con Doña Emilia Osborne Guezala, tendrá como
hijo y heredero a Eduardo Ybarra Osborne (1897-1972)
EL CASERÍO DE LA HACIENDA SANTA EUFEMIA
El caserío de la Hacienda Santa Eufemia tal y como la conocemos hoy data de finales del siglo XVII, pero desde entonces hasta hoy ha sufrido importantes transformaciones, hasta la práctica desaparición del propio olivar en la actualidad. Su arquitectura originaria puede adscribirse al modelo consolidado con elementos del barroco urbano y es una muestra excelente de este estilo artístic.
El acceso a la finca tenía lugar al sur de la edificio principal, una preportada junto a la vivienda del guarda con torre mirador destinada a la vigilancia de la finca. A continuación un camino entre árboles lleva al caserío principal de la hacienda. El conjunto en blanco y almagra, con sus faldones de tejas y abundantes almenas y pirindolas de cerámica. Cuenta con señorío que tiene arquería sobre columnas de mármol a modo de amplio mirador hacia la ciudad y un excelente jardín delantero. El patio central tiene planta cuadrangular. Detrás del caserío se encuentra el molino aceitero, con torre contrapeso enladrillada con cinco pinaculillos de remates cerámicos, en cuyo apilastrado lateral puede leerse en grandes letras la fecha "año de 1698", que debió coincidir con la construcción del actual caserío.
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