El territorio aljarafeño, especialmente las localidades de San Juan de Aznalfarache y Tomares, desempeñaron un papel fundamental en el proceso de repoblación que siguió a la conquista de Sevilla en 1248. En esa época, las órdenes militares jugaban un rol esencial no solo en la defensa, sino también en la organización y transformación de los territorios recién conquistados. Una de las órdenes más influyentes en este proceso fue la Orden Militar de San Juan, que, el 25 de febrero de 1248, recibió en su poder el castillo que le dio nombre a la actual localidad de San Juan de Aznalfarache. Este hecho marcó el inicio de una presencia prolongada de la orden en el Aljarafe, donde su influencia sería determinante durante varios siglos, incluyendo el cercano municipio de Tomares.
La Orden de San Juan tiene sus orígenes en Jerusalén a finales del siglo XI, inicialmente como la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Su misión inicial era proporcionar cuidados a los peregrinos y a los enfermos, un acto de caridad que adquirió una gran relevancia en una época marcada por la peregrinación religiosa y la lucha contra la peste y otras enfermedades. Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo XII, la orden se transformó en una orden militar debido a las crecientes necesidades defensivas del mundo cristiano. Combatir a los musulmanes en la península ibérica comenzó a considerarse, al igual que el cuidado de los enfermos, un acto de caridad y devoción.
La Orden de San Juan se extendió rápidamente por toda Europa, y desde principios del siglo XII, comenzó a establecerse en la península ibérica. Su intervención en la Reconquista fue clave, y en 1248, participaron activamente en la conquista de Sevilla, una de las ciudades más estratégicas del sur de la península. La orden permaneció en el territorio aljarafeño hasta 1480, un periodo durante el cual su influencia sobre la región fue significativa, tanto en términos militares como en el proceso de repoblación.
El rey de Castilla, consciente de los servicios prestados por la Orden de San Juan en la lucha contra los musulmanes, les concedió una serie de privilegios, incluyendo la exención tributaria y fiscal. A cambio de su apoyo militar, los miembros de la orden recibieron grandes extensiones de tierra en el Aljarafe, que abarcaban desde las cercanas localidades de San Juan y Tomares, hasta otras áreas del territorio. En Tomares, la orden jugó un papel clave en la organización de la vida rural y en la consolidación de la repoblación, mediante la distribución de tierras y la implantación de nuevas formas de cultivo, contribuyendo a la transformación del municipio.
En Sevilla, la Orden de San Juan se estableció en una ubicación estratégica entre las actuales calles de San Vicente y Torneo, cerca de la Puerta de San Juan. Este punto de acceso desde el Aljarafe era crucial para el control de la ciudad, ya que permitía la entrada de mercancías y productos a través del río Guadalquivir. El control de este muelle fluvial permitió a la orden no solo tener un control militar sobre el acceso a la ciudad, sino también jugar un papel importante en el comercio de la época. Este muelle permaneció en funcionamiento hasta 1574, cuando fue reemplazado por otro muelle ubicado cerca de la Torre del Oro, un nuevo símbolo del poder y la influencia de Sevilla en el comercio del Mediterráneo.
La historia de la Orden de San Juan en el Aljarafe es un testimonio de la transformación de una orden religiosa en una poderosa institución militar y económica. Su legado perdura no solo en la historia de San Juan de Aznalfarache, sino también en Tomares, donde su influencia moldeó el desarrollo social, económico y territorial del municipio. A través de su intervención en la Reconquista, la repoblación y el comercio, la Orden de San Juan dejó una huella indeleble en la historia de Andalucía, contribuyendo al crecimiento de Tomares como un enclave clave dentro del Aljarafe.
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