viernes, 29 de marzo de 2019

LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO DE LA VERA+CRUZ Y NTRA. SRA. DE LOS DOLORES DE TOMARES: UN LEGADO DE FE Y ARTE


    La hermandad titular de Tomares, Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de los Dolores, fue fundada en el año 1574. Esta cofradía tiene una profunda raíz en la historia religiosa y cultural del municipio y sigue siendo una de las tradiciones más importantes de la localidad. En el corazón de Tomares, en la iglesia parroquial, se conserva una de sus piezas más valiosas: la talla de la Virgen de los Dolores, cuya autoría ha sido objeto de debate y que data del siglo XVII. Aunque en un principio se pensó que su creación era obra de La Roldana, una de las escultoras más renombradas del barroco sevillano, lo cierto es que la Virgen es una obra anónima, pero no por ello menos importante en el patrimonio artístico de la zona.

    Al ingresar a la iglesia de Tomares, uno de los primeros elementos que llaman la atención es la capilla sacramental, que alberga la imagen de la Virgen, destacando su presencia en un imponente retablo de estilo barroco. Este lugar se ha convertido en el centro de devoción no solo para los fieles de la localidad, sino también para aquellos que visitan el municipio durante las festividades religiosas.

    La procesión de la Antigua y Venerable Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima de los Dolores y San Sebastián tiene lugar cada Madrugada del Viernes Santo, un momento culminante de la Semana Santa tomareña. En esta procesión, la Virgen de los Dolores es portada en un paso de madera de caoba con capillas y faroles de plata, elaborados en los talleres de Orfebrería Villarreal en 1977. A lo largo de los años, este paso ha sido renovado y enriquecido con valiosas piezas de orfebrería. La peana, que sostiene la imagen de la Virgen, fue realizada en 1957 por Jesús Domínguez, mientras que los varales de la procesión datan de 1983 y también son obra de Villarreal. Además, los respiraderos y candelabros de cola fueron realizados por el taller de Machuca, con los últimos detalles añadidos por Hijos de Juan Fernández, lo que ha dado como resultado una obra de gran belleza y devoción popular.


    La Virgen de los Dolores, que acompaña a los fieles en la procesión, es una de las imágenes más queridas y veneradas de Tomares. Su paso por las calles del municipio no solo representa una manifestación de fe, sino también una reafirmación del vínculo entre el arte religioso y la tradición de la Semana Santa en la localidad.

    Dentro de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Belén, también se encuentra otra imagen de la Virgen, ubicada a la izquierda de la entrada, en un retablo de azulejos. Esta imagen fue realizada por A. A. Kierman, un escultor sevillano nacido el 12 de diciembre de 1902 en el barrio de la calle Feria. Su obra, aunque diferente en estilo, refleja la continuidad de la devoción popular por la Virgen y su trascendencia en la historia religiosa local.

    La Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de los Dolores continúa siendo un pilar fundamental en la vida religiosa de Tomares. Su riqueza histórica y artística, combinada con la devoción de sus miembros y la belleza de sus pasos, convierten a esta cofradía en una de las más emblemáticas de la Semana Santa sevillana, marcando un profundo lazo entre la fe, el arte y la comunidad.


 Ha colaborado en el artículo las alumnas María Aguilera, Michelle Bernal y Paqui Moreno, 4º D

LA CASA DEL GUARDA DE LA HACIENDA DE SANTA EUFEMIA: UN REFUGIO DEL PASADO

    En la fotografía tomada en los años 50, se observa el acceso a la Hacienda de Santa Eufemia a través de la Casa del Guarda, un edificio que ha sido testigo de varias transformaciones a lo largo de la historia de Tomares. En la actualidad, esta casa se ha rehabilitado para su uso como Guardería Infantil, pero su estructura y su historia siguen reflejando la vida rural que dominaba la zona en el pasado.

    La Casa del Guarda está organizada en torno a un patio central, una disposición arquitectónica típica en las construcciones de la época. El elemento más destacado de este edificio es, sin duda, la torre de vigilancia que se alza sobre la propiedad. Esta torre, originalmente destinada a la vigilancia de la finca, cuenta con ventanales con arcos de medio punto, lo que permitía a quienes se encontraban en la torre tener una visión clara de los alrededores de la hacienda.

    La planta alta de la torre funciona como un mirador, abriéndose hacia los cuatro flancos, con arcos dobles de medio punto en cada fachada, separados por pilastras. Esta torre-mirador no solo tenía un carácter funcional, sino que también formaba parte del paisaje arquitectónico que reflejaba el poder y la importancia de la Hacienda de Santa Eufemia en la zona. En su remate, se encuentra un pinaculillo de cerámica vidriada, una característica que le da un toque distintivo y que resalta la riqueza artesanal de la época.

    La fotografía fue tomada desde los terrenos del actual Instituto Néstor Almendros, situando la Casa del Guarda en el contexto histórico y geográfico de la época, cuando la Hacienda de Santa Eufemia aún dominaba el paisaje de Tomares. Este edificio, que en su momento cumplió la función de residencia del guarda encargado de la finca, hoy forma parte del legado arquitectónico de Tomares y de su transformación a lo largo de los años.

TOMARES: UN VIAJE EN EL TIEMPO A TRAVÉS DE SU TOPONIMIA

    El nombre de Tomares, un municipio situado en la provincia de Sevilla, encierra en sus sílabas un fascinante viaje a través de la historia, las culturas y las lenguas que han dejado su huella en esta tierra. Aunque el origen exacto del topónimo "Tomares" no está del todo claro, diversas teorías e hipótesis nos permiten adentrarnos en un pasado rico y diverso, donde romanos, árabes, judíos y cristianos han contribuido a moldear la identidad de este lugar.

    Una de las teorías más antiguas nos remonta a la época romana. Plinio el Viejo, en el siglo I d.C., menciona un lugar llamado Toma situado entre Hispalis (Sevilla) y Tejada (Escacena del Campo). Este enclave podría estar relacionado con el actual Tomares, especialmente si consideramos que en la zona de Santa Eufemia, cercana a Tomares, se han encontrado evidencias arqueológicas que datan de la Edad del Bronce (1250-850 a.C.). Así, el nombre Toma podría ser el germen del actual Tomares, aunque esta teoría no está exenta de debate.

Enterramiento almohade en la villa de Osset


    Otra hipótesis sugiere un origen árabe para el topónimo. El sufijo -are en árabe hace referencia a tumbasepulcro o necrópolis. De hecho, en la zona se han encontrado enterramientos almohades junto a una alquería, lo que podría indicar que el nombre Tomares esté relacionado con un lugar de sepultura. Esta teoría se refuerza si consideramos que el término tumba en latín (tumulus/tumuli) también podría haber influido en la formación del nombre.

    Por otro lado, existe una teoría que vincula el nombre de Tomares con el hebreo. Según esta hipótesis, Tomaret en hebreo significa tumba o sepulcro, lo que nuevamente nos lleva a la idea de un lugar asociado con enterramientos. Esta teoría se apoya en la antigua tradición que sostiene que los primeros judíos llegaron a España en las naves de Salomón, estableciendo una presencia temprana en la península ibérica.

    Además de estas teorías, no podemos olvidar la posibilidad de un origen fitotoponímico, es decir, relacionado con la flora de la zona. Tomares podría derivar de tomillos, una planta abundante en la región. De hecho, tomillare significa tierra de tomillos, lo que sugiere que el nombre podría estar vinculado a la vegetación característica de la zona.


Castillo de Tomar, en Portugal

    También se ha especulado con la influencia de la Orden Templaria en el nombre de Tomares. La ciudad de Tomar, en Portugal, fue sede de los templarios, y dado que esta orden estuvo muy presente en la Reconquista de Sevilla, es posible que su influencia se extendiera hasta Tomares, aunque esta teoría es más difícil de corroborar.

Detalle de un mapa antiguo de Andalucía que
aparece Tamdia en la ubicación de Tomares
  

    En la imagen superior aparece el topónimo "Tamdia" en una posición geográfica que coincide aproximadamente con la ubicación actual de Tomares, en relación a Sevilla y otros pueblos cercanos.  Podría ser una deformación o una variante del nombre Tomares. En tal caso se necesitaría una investigación más profunda pues es posible que ambos nombres compartan una raíz etimológica. 

    Finalmente existe una teoría popular, aunque carente de base sólida, entre los habitantes más antiguos de Tomares, apunta a que el nombre del pueblo podría estar relacionado con la expresión 'tomar aire'. Esta hipótesis se basa en la particularidad geográfica de Tomares, situada a una altitud superior a Sevilla, lo que provoca corrientes de aire que han sido percibidas por generaciones

    En definitiva, el nombre de Tomares es un enigma que nos invita a explorar las múltiples capas de su historia. Desde los romanos hasta los árabes, pasando por los judíos y los templarios, cada cultura ha dejado su huella en este topónimo, convirtiéndolo en un testimonio vivo de la rica y compleja historia de esta región. Aunque el origen exacto del nombre sigue siendo un misterio, lo que está claro es que Tomares es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan de manera fascinante, ofreciéndonos un relato único que merece ser contado.

TOMARES Y LA SEGUNDA REPÚBLICA: UN PERÍODO DE CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN

   

    La proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931 supuso un cambio significativo en la vida política de todo el país, incluidas las pequeñas localidades como Tomares. En este municipio sevillano, el proceso de transición desde la monarquía a la nueva forma de gobierno estuvo marcado por particularidades que reflejaban la compleja realidad política de la época.

    El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en toda España, consideradas un plebiscito sobre la continuidad de la monarquía de Alfonso XIII. En muchas ciudades, las candidaturas republicanas obtuvieron una clara victoria, lo que precipitó la proclamación de la Segunda República dos días después. Sin embargo, en Tomares y otros 26 municipios de la provincia de Sevilla no se llegó a celebrar dicha convocatoria electoral. Esto se debió a la aplicación del artículo 29 de la Ley Electoral vigente, que establecía que, si solo había una candidatura presentada, esta quedaba proclamada automáticamente sin necesidad de votación. En el caso de Tomares, la única lista que se presentó fue de carácter monárquico, lo que impidió a la ciudadanía expresarse en las urnas. No obstante, tras la instauración del nuevo régimen republicano, se consideró que los ayuntamientos elegidos bajo estas circunstancias no reflejaban el nuevo escenario político y, por tanto, se convocaron elecciones municipales extraordinarias para el 31 de mayo de 1931. En esta ocasión, la ciudadanía de Tomares sí pudo acudir a las urnas y elegir a sus representantes dentro del marco republicano.

    Con la llegada de la Segunda República, por primera vez, el pueblo de Tomares intentó asumir su propio destino, participando de forma ejemplar y masiva en las diferentes elecciones. La República trajo la esperanza a un pueblo duramente castigado por el paro, consecuencia de la escasez de tierras en el término municipal y la falta de industria, pero estos eran males endémicos de difícil corrección a corto plazo, y menos aún cuando el país se encontraba inmerso en una profunda crisis económica. A pesar de ello, la actividad de la lucha obrera no fue especialmente combativa.

    Las elecciones del 31 de mayo dieron como resultado la elección de un nuevo ayuntamiento republicano en Tomares. A la cabeza del consistorio se situó Manuel Romero Ortega, un joven empresario con ideas progresistas que asumió la alcaldía en un contexto de grandes cambios y expectativas. Su llegada al poder local simbolizaba la entrada en una nueva etapa, en la que se intentaron poner en marcha reformas que modernizaran la administración municipal y mejoraran las condiciones de vida de los vecinos.

    El periodo republicano en Tomares estuvo marcado por los esfuerzos de modernización y los conflictos sociales que también caracterizaron a España en aquellos años. Una de las principales preocupaciones del gobierno municipal fue la mejora de la educación y la cultura, siguiendo la línea de la política republicana. Se promovió la ampliación de escuelas, la contratación de más maestros y el impulso a una enseñanza laica que garantizara el acceso a la educación a todos los niños del municipio, sin las limitaciones que imponía anteriormente la Iglesia. También se fomentaron actividades culturales, incluyendo la creación de bibliotecas públicas y la organización de eventos y conferencias para la formación de la ciudadanía.

    Las condiciones laborales y sociales también fueron objeto de atención. Se impulsaron medidas para mejorar la situación de los trabajadores, en especial de jornaleros y campesinos, que constituían una parte importante de la población. Se promovieron iniciativas para la regulación de salarios, la reducción de la jornada laboral y la mejora de las condiciones higiénicas y de seguridad en el trabajo. En paralelo, se establecieron mecanismos de mediación para resolver los conflictos entre patronos y obreros, con el fin de evitar huelgas y enfrentamientos que eran comunes en la época. La construcción de infraestructuras y la mejora de los servicios públicos fueron otra de las prioridades del gobierno municipal. Durante estos años se llevaron a cabo obras para mejorar el abastecimiento de agua potable, el saneamiento y la pavimentación de calles, dotando a Tomares de mejores condiciones de habitabilidad. También se puso en marcha un plan de electrificación que permitió llevar la luz a zonas que hasta entonces carecían de este servicio.

    A pesar de estos esfuerzos, la Segunda República estuvo marcada por profundas tensiones sociales y políticas. En el ámbito nacional, las reformas impulsadas por el gobierno republicano generaron oposición entre sectores conservadores y grandes propietarios. En Tomares, como en muchas localidades andaluzas, estas disputas se reflejaron en conflictos entre trabajadores y terratenientes, así como en las diferencias entre republicanos reformistas y elementos más conservadores de la sociedad local.

    El periodo republicano en Tomares, como en el resto del país, se vio abruptamente interrumpido en julio de 1936 con el estallido de la Guerra Civil. El golpe de Estado militar encabezado por el general Franco tuvo una rápida repercusión en Andalucía, y Sevilla se convirtió en uno de los primeros bastiones del alzamiento. En este pueblo, donde no se disparó un solo tiro ni el 18 de julio de 1936 ni durante la ocupación por las tropas rebeldes el día 24, la represión fue especialmente dura. Hasta el momento, las cifras son escalofriantes: de los 2.358 habitantes que contaba la localidad en 1935, cuarenta y tres personas fueron oficialmente fusiladas, aunque sabemos por las fuentes orales que el número podría ser mayor. A todo ello habría que añadir otro tipo de represión, como encarcelamiento, vejaciones, etc., que igualmente sufrieron algunos vecinos de Tomares cuyo único "delito" fue la defensa del gobierno legítimo de España frente a un grupo de golpistas rebeldes que terminaron por llevar al país a una sangrienta guerra civil.

SAN SEBASTIÁN; HISTORIA Y TRADICIÓN EN TOMARES, DE LA RECONQUISTA AL PATRÓN LOCAL

    San Sebastián es el santo y patrón de Tomares. Su festividad se celebra el 20 de enero, fecha en la que se procesiona por las calles del municipio. Con anterioridad a 1980 ese día una de las fiestas más importantes. El simpecado recorría el pueblo acompañado por vecinos a pie y a caballo, junto a una banda que abría el cortejo. Ya por la tarde salía el santo  en su paso y con la banda y los vecinos arropándole.
    En la actualidad, los días 18, 19 y 20 de Enero se celebra un triduo en su honor y su salida procesional queda para el sábado después de su día. La romería, en los terrenos del Zaudin, pasa al primer domingo de mayo, coincidiendo con la primavera y el buen tiempo.
    Pero ¿por qué el culto a San Sebastián en nuestra localidad? En esto tenemos dos teorías. La primera hace referencia al propio proceso de reconquista cristiana en el siglo XIII. Era habitual que a los territorios que iban siendo reconquistados se les adjudicara la advocación del santo correspondiente a ese día. El hecho de ser conquistada Tomares el 20 de enero de 1248, diez meses antes que la capital sevillana, explica tal advocación.
    Otra teoría señala que el asunto es posterior. En concreto del siglo XVII cuando el Conde Duque de Olivares, propietario de Tomares y otros territorios aledaños, como era un gran devoto del Santo, lo nombra por primera vez Patrón de Tomares, asi como de otros pueblos el Aljarafe.
En cualquier caso Tomares ha continuado esta tradición hasta hoy día, y desde el año 1951 se rinde culto de manera oficial a partir de la fundación de la Asociación de San Sebastián. Más tarde, sobre el año 1973, esta Asociación se fusionó con la Hermandad del Cristo de la Vera+Cruz y Ntra. Sra. de los Dolores, que desde entonces también se llama, de San Sebastián.
    Pero hagamos un poco de historia acerca de quién fue este santo. Sebastián fue hijo de un militar noble nacido en Narbona (Francia) a mediados del siglo III d. C. Siendo muy joven se trasladó con su familia a Milán. Allí continuó los pasos de su padre llegando a ser capitán de la guardia pretoriana del emperador Diocleciano. Cumplia con la disciplna militar, pero no participaba en  los sacrificios paganos por considerarlos una idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Pero acabó por ser descubierto y denuncado al coemperador Maximiano, quien lo obligo a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo. Sebastián escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, fue condenado a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio de Palatino, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto. De ahí que siempre se represente de esta manera. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
    Pasado un tiempo quiso continuar con su proceso de evangelización y llego a presentarse ante el emperador para pedirle que dejara de perseguir a los cristianos. Pero Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir. El cuerpo, recuperado por los cristianos, fue enterrado en un cementerio subterráneo de la Via Apia, lugar donde la Iglesia Romana construyó un templo en honor al santo, la Basilica de San Sebastián, que hoy todavía existe.
    En nuestra localidad cuenta la tradición que llegó a haber una imagen del santo presidiendo el Altar Mayor en la Iglesia de Ntra. Sra. de Belén en un retablo barroco que hoy dia no existe. En la actualidad en el Altar Mayor está el Cristo de la Vera+Cruz, a su izquierda la Virgen de Ntra. Sra. de Belen y a la derecha, la imagen de San Sebastián que mostramos en la foto superior, de autor desconocido.

Han colaborado los alumnos Evaristo Román, Ana Martín, Marta Fuertes y Aida Rkayna.

RICARDO TORRES "BOMBITA": TORERO TOMAREÑO

BOMBITA EN PLENA FAENA CON LA MULETA
MONUMENTO EN LAPLAZA DE DOÑA ELVIRA

    En la imagen superior, se puede observar la glorieta de Doña Elvira, en Tomares, donde se encuentra el monumento dedicado a Ricardo Torres "El Bombita", un torero nacido en 1879 en Tomares y fallecido en Sevilla en 1936. Fue el segundo de tres hermanos dedicados al mundo del toreo, lo que le valió el apodo de "Bombita Chico" o "Bombita II". Pronto ganó notoriedad por su valentía y temeridad, destacándose especialmente en su manejo de la muleta y su capacidad para lidiar con toros huidizos y recelosos.

    A partir de 1903, se inició su famosa rivalidad con el torero cordobés Rafael González Madrid "Machaquito", que dividió a la afición en dos grupos: los que consideraban el toreo una disciplina de habilidad y destreza (seguidores de "El Bombita") y los que lo veían como una lucha sin tregua contra el toro (seguidores de "Machaquito").

    Una de las rivalidades más esperadas, la que mantenía con José Gómez Ortega "Joselito", no llegó a materializarse completamente. Para cuando "El Bombita" estaba en el ocaso de su carrera, Joselito apenas comenzaba, siendo aún un joven torero de 16 años con gran ímpetu.

    Sin duda, "El Bombita" fue uno de los toreros más destacados de la primera década del siglo XX, hasta su retirada oficial el 19 de octubre de 1913 en Madrid. Su carrera fue marcada por numerosos percances, pues fue un torero muy castigado por los toros, terminando su trayectoria literalmente "cosido" a cornadas.

    En honor a su legado, Tomares cuenta con una calle con su nombre en el Real de la Feria de Sevilla. El 120 aniversario de su nacimiento y el 100 aniversario de la toma de su alternativa fueron conmemorados en mayo de 1999, con la inauguración de un monumento en su honor en la plaza de Doña Elvira.

    La escultura, de bronce y con una altura de dos metros y cinco centímetros, lo retrata de pie, envuelto en su capote de paseo, listo para comenzar la faena. Este monumento se erige sobre un pedestal de tres metros de altura y fue realizado por el escultor sevillano Alberto Germán Franco. Su inauguración tuvo lugar el 14 de mayo de 1999, en presencia del alcalde de Tomares, Alejandro Martín de la Oliva, y destacadas figuras del mundo taurino como Curro Romero y los hermanos Peralta, entre otros.

    Este monumento no solo celebra su carrera, sino también la profunda huella que Ricardo Torres "El Bombita" dejó en la historia taurina, tanto en Sevilla como en su tierra natal, Tomares.

CASA NATAL DE RICARDO TORRES "BOMBITA" EN TOMARES



POLIDEPORTIVO MASCARETA

Este polideportivo fue el primero de Tomares. Se encuentra entre ‘‘Calle de la Fuente’’ y ‘‘Calle de Solana’’.

 
Fue inaugurado en el año 1987.    Consta de un rocódromo de 15 metros,
3 pistas de paddle de césped artificial, 2 pistas de tenis de tenisquick y otra pista de tenis sintética, 1 pista de baloncesto sintética, 1 pista de volleyball sintética, 2 pistas de fútbol sala de cemento y un campo de fútbol reglamentario de césped, 1 piscina polideportiva, 1 piscina polivalente y 1 piscina de chapoteo, 1 pabellón cubierto, 1 pista de atletismo de entrenamiento, vestuarios masculinos y femeninos y 1 pista multi-deportiva infantil.

 
Ahora, se esta pensando en remodelarlo de forma que quede algo así:
Será el mas completo de toda la provincia de Sevilla (con una inversión de 3’6 millones de euros).
Tendrá una cafetería, pista de atletismo, gradas para 200 personas, una pista de atletismo sintética, siete aulas multifuncionales.

NÉSTOR ALMENDROS, EL NOMBRE DEL PRIMER INSTITUTO DE SECUNDARIA EN TOMARES


¿Por qué Néstor Almendros  es el nombre del primer instituto de  Tomares?.¿Quién fue Néstor Almendros? La respuesta nos la cuenta Francisco Trapero, ex director y actualmente profesor del Centro, a partir del libro escrito por el también ex director Antonio Gosalves: “NéstorAlmendros en Tomares”.
Néstor Almendros, aparte de reconocido y laureado internacionalmente cámara de cine, fue crítico de cine y autor de numerosos libros. 
Traemos aquí un extracto del mismo, publicado en la web del propio instituto, de los primeros contactos con Néstor Almendros, de su estancia en Sevilla y Tomares y de cómo llegó a sentirse querido por Andalucía. Cómo aceptó la  invitación este barcelonés,“maestro de la luz”, cuya larga carrera discurrió principalmente entre Cuba,Estados Unidos y Francia, de ceder su nombre a un centro educativo en la localidad de Tomares. En sus propias palabras en 1990 "Lo de Sevilla-Tomares es una de las grandes alegrías que he tenido en estos últimos años".
Néstor Almendros, nominado cuatro veces en sus películas ala Mejor Fotografía, obtuvo el Óscar en 1978 con el filme “Días del Cielo”interpretada por Richard Gere.


El 30 de junio de 1989, se construye en la localidad Sevillana de Tomares  un moderno Instituto de Enseñanza Media (hoytransformado en Instituto de Enseñanza Secundaria, I.E.S.). En Él, y como novedad docente en la Administración Educativa andaluza, se implantan las especialidades de Relaciones Públicas e Imagen y Sonido.
"Al ofrecerme la dirección del centro y en un análisis conjunto entre profesores y alumnos, nos pareció oportuno la puesta en marcha de la campaña “Busca nombre para tu Instituto” como vehículo de promoción divulgativa de un profesional ligado a la cinematografía. Tras arduas liberaciones, se perfila como firme candidato Néstor Almendros, primer español galardonado con un Oscar en dirección de fotografía (“Días del cielo”, 1976).
Mi firme objetivo en diseñar en nuestra Comunidad Autónoma un Instituto con proyección de un futuro invadido por la Imagen, contemplaba la formación específica de personal técnico con creciente demanda en el terreno de la tecnología audiovisual (RTVA va a inaugurarse por esas fechas, cercanas ya a la Exposición Universal de 1992).
Estas reflexiones aquí expuestas confluyen en el esbozo por parte de todo el equipo docente de una inauguración en las aulas dignas del gran cineasta a homenajear.
Pienso entonces en contactar con Néstor Almendros allá donde se encuentre. En esas fechas, trabaja en Estados Unidos pero ¿cómo localizarlo?; productoras y distribuidoras cinematográficas no me suministran respuestas concretas.
En noviembre de 1989, al saber de su procedencia catalana, acudo al Departamento de Cultura de la Generalitat para solicitar información al respecto; dos días más tarde, ya obra en mi poder en teléfono y la dirección deseados.
Inmediatamente contactó con su sobrino David quien me comenta la ausencia de su tío de España,por encontrarse en el Festival de Montreal, aunque tiene previsto su regreso a Barcelona a mediados del mes en curso.
El día16 de noviembre, sobre las diez horas, pude al fin establecer comunicación telefónica con el prestigioso cineasta, al que transmito el proyecto del Instituto, que él acoge con espontánea incredulidad (“¿no será una broma,verdad?”).
Trasmis explicaciones y el deseo de inaugurar el centro contando con su presencia en diciembre, le sugiero así mismo la posibilidad de realizar unas prácticas derodaje e impartir una lección magistral sobre iluminación, a lo que Almendros asiente entusiasmado (“estoy encantado, es la primera vez que en mi país sereconoce mi trabajo a través de un organismo oficial, en este caso el gobierno andaluz”).
Un entusiasmo, sin embargo, que no le hace perder su sencillez y modestia: “d etodas formas no comprendo ¿por qué han elegido mi nombre con todas las personalidades que existen en esta profesión?.
Preferimos–argumento- gente que esté viva, para que puedan aportar su presencia y experiencia.
Hombre-apostilla Néstor- una respuesta muy manchega. Mi padre era de un pueblo de Albacete, de Almansa.
¿Cómo?pregunto sorprendido, yo también soy de allí.
Esta curiosa coincidencia hizo que comenzásemos a hablar sobre calles, rincones,amigos comunes. Descubrí que mi abuelo fue el sastre de su padre. Una serie de relaciones y vivencias comunes que permitiría, en el futuro, mantener entre nosotros un amistoso contacto perdurable hasta su muerte.
Así,fiel a su promesa, en diciembre de 1989, se produce la inauguración oficial delInstituto que llevaría su nombre, con los acuerdos establecidos entre la Juntade Andalucía, Ayuntamiento y Delegación de Educación y Ciencia.

El 17de diciembre espero a Néstor en el aeropuerto de Sevilla, procedente de Barcelona, sobre las 15 horas. Llega con escaso equipaje:
“Me gusta viajar siempre muy ligero; entre la gabardina y el chaquetón de cuero, he preferido este último y la cabeza, sí, cubierta, pues con mi escaso pelo temolos resfriados.”
Enseguida pude constatar su cercanía, su acento frágil, con una cierta musicalidad casi caribeña. Muy comedido en su trato, te hacía sentirte cómodo entre su conversación locuaz y culta.
Nada más dejar sus pertenencias en un céntrico hotel cercano a la Plaza Nueva,mostró su deseo por conocer Sevilla, con sólo una fugaz visita años atrás, y recorrer sus rincones, pisarla y olerla: Plaza de San Francisco, Sierpes, Cuna,Catedral, Triana, San Telmo...
Se conmovía ante la arquitectura y el trazado de las callejuelas oscuras y, sobretodo, ante la luz (“¡Qué contrastes lumínicos tan bellos y fuertes!”). Por la calle Betis, su mirada se alineaba a la fila de farolas de luz anaranjada en un itinerario que complementaba con sus precisiones siempre interesantes sobre la luz y el color reflejados en el Guadalquivir.
El día18 se procede al acto inaugural presidido por Antonio Pascual, Consejero de Educación, con la presencia de Néstor Almendros ante un auditorio entusiasta:
“El director Eric Rohmer me decía una vez que lo mejor que le podía ocurrir a un creador literario o cinematográfico era que no le conociesen; Él creía que cuanto menos se conoce a una persona, más se le admira y cuando se le conoce,cuando se ve que existe, que es real, deja de tener su aspecto mítico.
A mí me escogieron Vds., yo creo, porque no me conocen y así pudieron inventarme.
Al ponerse al contacto conmigo Antonio Gosálvez y comunicarme que si quería dar mi nombre a este Instituto, sabía a lo que me arriesgaba viniendo aquí, aceptando esta invitación.
Pero el honor que me hacen es tan grande, que no pude declinarme y aquí estoy para agradecerles a todos el haberme invitado.
Se proyecta en la tarde de ese día “Kramer contra Kramer”, visionado que resulta aún más interesante si setiene en cuenta que dicho film se pasó sin sonido para que Néstor, de manera didáctica, pudiera ir comentando tanto los detalles técnicos, dificultades de iluminación, anécdotas de rodaje, etc, como la libertad que le permitió el director -Robert Benton- a la hora de iluminar, mover la cámara e incluso admitir sugerencias escenográficas”.

La "Pura y Limpia Inmaculada Concepción de María en Tomares"

 Este año se celebra el 250 aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción y de su patronazgo sobre “las Españas”. Por este motivo en algunos pueblos donde la Inmaculada es patrona han hecho salidas y cultos extraordinarios.
Así ha sido en nuestra localidad, donde desde hace mucho tiempo se lleva celebrando el triduo en su honor y donde la tarde-noche del 7 al 8 de Diciembre sale el Simpecado por las calles, mientras se reza el rosario y en cada estación   canta una canción el coro de campanilleros de Tomares.
Pero no siempre ha sido así. Anteriormente este Rosario se celebraba a las doce de la noche para que a la salida del Simpecado, en la iglesia ya fuese día 8, día de la Concepción.
Tradiciones. En nuestro pueblo hay algunas tradiciones sobre el Rosario de la Inmaculada, como por ejemplo poner una vela en las ventanas de muchas casas y dejarlas encendidas durante toda la noche. También poner en los zaguanes de las casas imágenes del niño Jesús o simplemente abrir la puertas de las casas de par en par para que la virgen pueda bendecir sus rincones. Otra tradición es la de llevar algo celeste.

IMAGINERÍA E HISTORIA DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE TOMARES

“Antigua y venerable hermandad sacramental y cofradía de nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, María Santísima de los Dolores y San Sebastián”
Los monjes franciscanos venían teniendo gran importancia en Sevilla después de la reconquista. A comienzos del siglo XV ya se habían instalado en una iglesia en San Juan de Aznalfarache. La presencia de franciscanos en Tomares dio lugar a un eficaz control religioso de su población. En este contexto estos monjes franciscanos crearon el 17 de diciembre de 1574 crearon la Hermandad Sacramental.  Era una época en que muchas hermandades se crearon con la advocación del Cristo de Vera Cruz, en Tomares para que lo acompañase se le añadió una Dolorosa.
Imágenes:
-     La imagen del Cristo de Vera Cruz data del siglo XVI, de autor desconocido. Se trata de un Cristo popularmente conocido       como Cristo de capilla, es decir es una imagen de reducido tamaño y de estilo barroco. Tiene corona fija y un paño de pureza color claro con dos líneas de colores en el lado derecho. Fue restaurado hace muchos años por el gran imaginero Antonio Buiza y en 2003 por el maestro Arquillo.



La Virgen de los Dolores, del siglo XVII y de autor también desconocido, es una imagen de candeleros de entre 1,60 y 1,70 metros y la imagen de mayor veneración de nuestro pueblo y tiene algunos rasgos faciales muy destacados como por ejemplo el hoyuelo  de la barbilla. Al igual que el Cristo es la imagen primitiva desde el inicio de la hermandad y no se recuerda ninguna restauración. 
 La Virgen montada en su paso. Con el escudo de Tomares en el centro, por ser la de mayor veneración en la localidad. Se le impuso hace unos quince años y se llevó la imagen a la plaza del ayuntamiento y en una salida extraordinaria se le impuso el escudo



  
  Paso de Palio: el palio de la Virgen de los Dolores es una de los más antiguos que hasta hoy día hay en el Aljarafe. Está compuesto por techo, sus cuatro bambalinas, doce varales de plata, seis jaras, dos candelabros de cola, la candaría delante y ocho jarritas violeteras, y data de la primera mitad del s. XX.


Cultos y actos  importantes para la hermandad
-     En el mes de enero, el triduo y salida de San Sebastián.
-   Entre los meses de marza y abril (dependiendo de cuando caiga la Semana Santa) se celebra el quinario para el Cristo y el setenario para la virgen.
-     El domingo de pasión, domingo antes de Domingo de Ramos, se celebra el besapies para el Cristo y besamanos para la Virgen.
-  En su salida procesional, en las cuatro esquinas hacen su tradicional encuentro con la marcha de campanilleros bailando
-     Durante los meses de julio y agosto se celebra los sábados y domingo en la Hacienda de Monteforte por las noches las tradicionales pavías
-     Finalmente, en setiembre el ultimo culto de nuestra hermandad, el besamanos por su día a la Virgen de los Dolores. 
Han colaborado los alumnos Evaristo Román, Marta Fuentes, Aida Rkayna y Ana Martín

Real Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Tomares


Por Evaristo Román Torres.
Fundada en 1990 por un gran grupo de fieles, que unos años antes habían empezado a hacer el camino por libre o con otras hermandades. Ese mismo año 1990 fue reconocida como asociación de fieles o  asociación rociera y la hermandad de Villamanrique aceptó amadrinarnos, para enseñarnos a caminar como hermandad.
En el año 1993 fue aceptada como hermandad por el arzobispado de Sevilla, dando la aceptación y visto bueno el cardenal Don Carlos Amigo Vallejo antiguo cardenal de Sevilla.
A finales de 1995 fue aceptada como hermandad filial a la matriz de Almonte, dando el visto bueno y dejándonos llevar nuestro sinpecado en nuestra carreta. 

-El Sinpecado: Obra de el de herederos de Esperanza Elena Caro uno de los más prestigiosos talleres de bordados en Sevilla. Es un sinpecado de color burdeos de estilo barroco y bordado en oro, la imagen de la virgen y el niño se puedo quitar del pedestal permitiendo que se les pueda cambiar la ropa a las dos imágenes.
-La carreta: Es uno de los mayores cajones que entran en el Rocío, debido a su tamaño, tanto en ancho como en alto. Está hecha en madera y toda recubierta por un baño de plata. En el frontal lleva una pequeña imagen de la Virgen de los Dolores, y arriba, en una de las dos cartelas, lleva una pequeña imagen de San Sebastián, y detrás en la otra el escudo de Tomares. En los dos faldones, delantero y trasero lleva: el escudo de la hermandad del Rocío de Villamanrique y el escudo de nuestra hermandad, y en el de detrás, lleva el JHS, Jesús Hombre y Salvador y una M de María. La carreta fue hecha por los talleres de Villareal, orfebrería que actualmente está arreglando la parihuela de la virgen del Rocío. La carreta cuenta de cuatro jarras, seis palanganas, cuatro candelabros, y por supuesto seis varales, el techo, cuatro faldones, y cartelas y demás adornos. 


SANTA EUFEMIA: HISTORIA DE UN ASENTAMIENTO MILENARIO EN EL ALJARAFE TOMAREÑO

Santa Eufemia: Historia de un asentamiento milenario en el Aljarafe tomareño

    La presencia humana en la zona de Santa Eufemia se remonta, según los restos arqueológicos, a la Edad del Bronce. Desde entonces, este enclave ha conocido una ocupación casi ininterrumpida, reflejo de su valor estratégico junto al antiguo Lacus Ligustinus.

    El geógrafo romano Estrabón, en el siglo I d.C., menciona Santa Eufemia como lugar de culto lunar y centro devocional dedicado a la diosa fenicia Astarté, desde comienzos del primer milenio a.C. Este asentamiento puede relacionarse con una factoría fenicio-cartaginesa que habría perdurado hasta la llegada de los romanos tras la decisiva batalla de Ilipa (206 a.C.), en la actual Alcalá del Río, donde Escipión derrotó al ejército cartaginés. En esa época, las laderas del Aljarafe eran conocidas por la presencia de estaño en laminillas, arrastrado por las aguas hacia el río y reutilizado posteriormente en la fabricación de armamento.

    Durante el periodo romano, Santa Eufemia se transforma en una villa rural de carácter agrícola (Santa Fimia), típica del sistema latifundista. En el yacimiento conocido arqueológicamente como Santa Eufemia II, se han hallado restos de mosaicos y teselas, lo que da cuenta del lujo que alcanzó el enclave durante el Imperio. Aunque se produjo un abandono en el periodo ibérico, al final de la época romana se asentó un nuevo núcleo, que posteriormente dio continuidad al poblamiento islámico. Es decir, el asentamiento medieval perpetúa en realidad un poblamiento romano tardío, marcando una clara línea de continuidad histórica.

    Durante el periodo andalusí, sobre los restos de la villa romana se asentó una alquería árabe, de la que no han quedado estructuras visibles, pero sí una notable cantidad de material cerámico, como asas de jarras decoradas con óxido de manganeso. Aunque documentados desde las primeras prospecciones, estos testimonios aún no han sido valorados en su justa medida.

    Tras la Reconquista, Santa Eufemia se transformó en una hacienda agrícola que pasó por diferentes propietarios: D. Guillermo Clout, D. Gabriel de Estrada y D. Pedro de Galdona, quien a finales del siglo XVII mandó construir el caserío que aún se conserva. La fecha de 1698, inscrita en el molino aceitero, coincide con la construcción del caserío principal, cuya arquitectura se adscribe al barroco urbano andaluz. El conjunto presenta un esquema típico de hacienda de olivar: señorío, patios de labor y tinajón, molino con torre de contrapeso y viviendas para trabajadores fijos. Su acceso principal se realizaba por una preportada junto a la vivienda del guarda, coronada con torre-mirador para la vigilancia. Desde allí, un camino entre árboles conducía al caserío, de color blanco y almagra, con tejas, almenas y cerámica vidriada. El señorío cuenta con una arquería sobre columnas de mármol, a modo de mirador hacia la ciudad, y un jardín delantero.

    En el siglo XVIII, la finca fue vendida a D. Fernando Ignacio Bécquer, luego a D. Antonio Aguirre, y más tarde a D. José María de Rojas y Ponce de León, veterano de la Guerra de la Independencia, quien vivió en la hacienda hasta su muerte en 1833. Fue enterrado en el Hospital de la Caridad de Sevilla, donde dedicó sus últimos años al cuidado de los enfermos.

    El mayorazgo pasó a su hijo, D. Antonio de Rojas y Aguado, pero con la abolición de los mayorazgos y el proceso desamortizador, la propiedad fue vendida en 1848 al presbítero D. Antonio de Valdovina, y posteriormente a D. Juan Francisco Aguirre Subirat y Doña María Pilar Cordero Martín. En esta etapa se segregaron de la finca las estacadas de Valdovina y del Rosario (Aljamar). A la muerte sin descendencia de Pilar Cordero en 1897, la finca fue subastada y adquirida el 25 de junio de 1898 por D. Tomás Ybarra y González (1847–1916), por 75.000 pesetas.

    Ybarra fue heredero de un importante imperio industrial fundado por su abuelo, José Antonio Ybarra de los Santos (1774–1849), pionero de la siderurgia vasca que sentó las bases de Altos Hornos de Vizcaya. Su hijo, D. José María Ybarra Gutiérrez de Cabiedes (1816–1878), primer conde de Ybarra, se había trasladado a Sevilla en la década de 1840. Tomás Ybarra, casado con Doña Emilia Osborne Guezala, tuvo como hijo a Eduardo Ybarra Osborne (1897–1972), heredero final de la finca. 

EL CASERÍO DE LA HACIENDA SANTA EUFEMIA



El caserío de la Hacienda Santa Eufemia tal y como la conocemos hoy data de finales del siglo XVII, pero desde entonces hasta hoy ha sufrido importantes transformaciones, hasta la práctica desaparición del propio olivar en la actualidad. Su arquitectura originaria puede adscribirse al modelo consolidado con elementos del barroco urbano y es una muestra excelente de este estilo artístic.
El acceso a la finca tenía lugar al sur de la edificio principal, una preportada junto a la vivienda del guarda con torre mirador destinada a la vigilancia de la finca. A continuación un camino entre árboles lleva al caserío principal de la hacienda. El conjunto en blanco y almagra, con sus faldones de tejas y abundantes almenas y pirindolas de cerámica. Cuenta con señorío que tiene arquería sobre columnas de mármol a modo de amplio mirador hacia la ciudad y un excelente jardín delantero. El patio central tiene planta cuadrangular. Detrás del caserío se encuentra el molino aceitero, con torre contrapeso enladrillada con cinco pinaculillos de remates cerámicos, en cuyo apilastrado lateral puede leerse en grandes letras la fecha  "año de 1698", que debió coincidir con la construcción del actual caserío.



LA HACIENDA SANTA ANA, HOY CONSISTORIO


No podemos entender a Tomares moderno sin conocer sus haciendas. Las Haciendas, edificio típico del ámbito rural andaluz, constituyen las construcciones de mayor interés arquitectónico del Bajo Guadalquivir. Se trata de edificaciones amplias y aisladas que estaban situadas en el borde de los caminos o junto a las casas de los pueblos. Destinadas al cultivo y explotación del olivar alcanzaron su mayor hegemonía a finales de la edad moderna, aunque sus precedentes son anteriores a la propia reconquista como sucesoras de las alquerías musulmanas y de las villae romanas.
No se sabe con exactitud la fecha de construcción de la Hacienda Santa Ana, pero probablemente podríamos hablar de mediados del siglo XVII. Sí sabemos por el mapa que encargó el Conde Duque de Olivares del territorio de Tomares que en 1628 aparecen hasta 14 de estas edificaciones de las que sólo cuatro se conservan en la actualidad. Se trata de las haciendas de Montefuerte, Zaudín, El Carmen y Santa Eufemia. La construcción de la Hacienda Santa Ana por tanto debió ser posterior a esta fecha, posiblemente por encargo del propio Conde Duque que la utilizaría como residencia veraniega en las afueras de Sevilla.
En general, las haciendas y en particular la de Santa Ana consisten en grandes construcciones horizontales, cerradas al exterior, organizadas en torno a uno o varios patios y en las que  hay que distinguir dos zonas principales bien diferenciadas: la casa de labor y el señorío acompañado normalmente por un jardín.
El patio de labor agrupa a su alrededor al conjunto de las dependencias agrícolas de la hacienda. En el patio del señorío se localiza la vivienda del propietario, con capilla y la vivienda del casero junto al molino y los almacenes.
Nuestra Hacienda situada en la calle de la Fuente es hoy sede de la Casa Consistorial. Rehabilitada recientemente bajo la dirección del arquitecto sevillano Vázquez Consuegra ha logrado integrar la nueva arquitectura con el viejo edificio en un ejercicio de conservación y renovación.  En resumen podemos señalar los siguientes elementos:
  • El jardín de la hacienda fue transformado en parque. Situado al noroeste de la edificación, hoy tiene la denominación de Jardines del Conde, siendo lugar de múltiples celebraciones y espectáculos al aire libre. 
  • De las antiguas edificaciones se han conservado los entramados de madera y las cubiertas inclinadas de teja árabe. 
  • El área del señorío mantiene la fachada barroca con arco rebajado enmarcado por pilastras con balcón cubierto con tejas y arco de medio punto. Constituye el actual acceso principal que da a la calle La Fuente.
  • En su interior nos aparecen dos patios, el primero presidido por un gran ficus que actúa como vestíbulo. El segundo, al que se llega desde el primero atravesando la base de la torre, es el patio del señorío propiamente dicho. 
  • La Torre-Mirador tiene pilastras con arcos dobles sobre columnas en los lados mayores y arco de medio punto sobre pilastras en los menores. Su cubierta es de teja a cuatro aguas y está rematada con una veleta.
  • La planta alta contigua es la que fuera casa del guarda.
Se trata pues de un valioso testigo del patrimonio agrario andaluz que hoy disfrutamos los tomareños como sede de la vida social y cultural del municipio. 

Plano del edificio

Los jardines del Conde