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España vivía los primeros años sin sus posesiones americanas. Todavía no habían llegado los primeros adelantos de la revolución industrial y sólo tímidas fábricas en Málaga y en otros lugares de España con capital extranjero parecían atisbar este cambio de producción económica.
Sevilla había perdido el esplendor de siglos pasados y todavía permanecía conectada con Triana y el Aljarafe con el puente de Barcas. Las epidemias y enfermedades por causa de la escasa calidad del agua eran comunes. Pero esta vez el Aljarafe no sólo vendría a actuar como despensa sino como grifo de una Sevilla sedienta.
Tomares, que había nacido en torno a dos vías de agua, la de Aljamar y la de la Mascareta, ha tenido en este último lugar desde tiempos inmemoriales una fuente de agua de gran valor. El camino a Sevilla por el Camino Viejo fue la comunicación necesaria para el transporte de este agua. Ello debió ser de gran importancia pues no se le escapó al Duque de Rivas que así lo reflejó en su obra más importante: "Don Álvaro o la Fuerza del Sino".
“La escena representa la entrada del puente de Triana, el que estará practicable a la derecha. En primer término, al mismo lado, un aguaducho o barraca de tablas y lonas, con un letrero que diga: “Agua de Tomares”.
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La pareja decide escaparse y mientras hacen las maletas, son sorprendidos repentinamente por el Marqués de Calatrava; al verse descubierto, Don Álvaro arroja su pistola al suelo, con tan mala fortuna que hiere mortalmente al Marqués. Aunque Don Álvaro no tenía la intención de dar muerte al Marqués, los dos hermanos de Doña Leonor -Don Carlos y Don Alfonso- persiguen a ambos amantes con el fin de matarlos: Doña Leonor se siente consumida por la culpa y el remordimiento y decide hacerse eremita cerca de un convento, cortando toda comunicación con Don Álvaro, que piensa que Doña Leonor ha muerto.
La acción salta entonces a Italia, donde un año después Don Álvaro ha acudido como soldado, y en donde conoce accidentalmente a Don Carlos, que también es un militar acantonado en la localidad de Velletri. Ambos traban amistad, hasta que al conversar sobre sus vidas se reconocen mutuamente; al enterarse de la real identidad de Don Alvaro, Don Carlos le reta a duelo mortal.
Allí Don Carlos pierde la vida por la espada de Don Álvaro, quien sufre a su vez el remordimiento de haber causado una segunda muerte, por lo cual decide refugiarse como fraile, donde pasará cuatro años.
La acción vuelve entonces a España, donde Don Alfonso se informa de lo ocurrido con su hermano y decide buscar a Don Álvaro para cumplir su venganza. Tras una larga pesquisa, Don Alfonso descubre el escondite de Don Álvaro y le reta a un duelo a muerte, éste acepta el reto para salvar su vida.
En medio del duelo, Don Álvaro logra herir mortalmente a Don Alfonso, entonces Don Álvaro y Don Alfonso descubren sorprendidos a Doña Leonor, quien vive como eremita cercana del mismo convento en el que estaba viviendo Don Álvaro. Éste se alegra al saber que su amada vive aún y se halla cerca de él, pero entonces Doña Leonor encuentra a su hermano moribundo en el suelo y se acerca, este viendo que está la "deshonrada" al lado suya, extrae el puñal que se encontraba clavado en su pecho y la mata por considerarla cómplice de Don Álvaro. Poco después fallece Don Alfonso en el mismo sitio.
La muerte de Doña Leonor precipita la desesperación de Don Álvaro, que ahora se siente culpable de todas las muertes ocurridas a su alrededor además de perder a su amada para siempre. Ante la tragedia, Don Álvaro se suicida arrojándose desde un precipicio gritando "Soy un enviado del infierno, soy un demonio exterminador".
Puente de Triana en el siglo XIX. Imagen de Triana al día |
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